I Appear Missing
[El escenario se ha convertido en un auténtico desierto… Las tablas del suelo, que antes eran de madera carcomida, ahora son auténticas dunas de arena que cruzan de lado a lado y se pierden en un horizonte muy lejano… La brisa que sopla está recalentada por unos calefactores en las bambalinas que hacen más creíble la situación, a pesar de estar a las puertas de las Navidades… Algo de la arena resoplada por los ventiladores cubre las butacas más cercanas, pero no hay quejas de los asistentes… Tras una de las dunas aparece a lo lejos el protagonista, que poco a poco se acerca a la parte frontal del escenario…]
-Desde que vivo en un desierto la vida no está siendo fácil. La soledad no es una buena compañera de viaje, y estar alejado de todo te sumerge en una espiral de pensamientos normalmente autodestructivos que intento ignorar en cuanto aparecen. Fustigarme por las cosas que hice o no hice no es lo más constructivo… Y si he elegido no odiar a nadie, he de empezar por no odiarme a mí mismo y ver todas las cosas que sí hice y que tampoco sirvieron… Pero, ¿qué haces cuando te quedas sin un futuro? ¿Sin las ilusiones que se iban formando en tu cabeza y que esperabas algún día ver? ¿Buscar otro futuro? Es una tarea que me parece titánica después de todo el esfuerzo puesto ya… Invertir otra vida en empezar a buscar de nuevo… Sin saber si ese futuro será el definitivo o una falsa alarma… Por eso me doy bocados a mí mismo… Por las noches en vela, los esfuerzos, los sacrificios, la paciencia… Por el tiempo perdido… Lo que nunca vuelve… Todo eso ya no es nada… Se ha esfumado…
Lo peor de estar en un desierto es la sed. Cuando llega ese momento en que querrías echar un trago y ves que no tienes agua, y que aunque la tuvieras, tampoco debes beber. Casi es una condena a muerte autoimpuesta. Además, con cualquier pequeño sorbo, corres el riesgo de caer en algún espejismo que te lleve a la desesperación nuevamente. Y la locura en medio del desierto es el peor de los destinos… La mente es muy traicionera cuando quiere…
Me cuesta mucho avanzar. No es sólo el esfuerzo, sino el dolor que cada acción conlleva. La arena te engulle en cuanto te despistas. Y me falta algo que no puedo tener. Por eso me siento perdido. Estos zarpazos de la vida me han dejado sin brújula y, sinceramente, no sé hacia donde llevo mis pasos. Por muchos proyectos y cosas que estoy moviendo, tengo la impresión de que se tratan más de maniobras de distracción que de otra cosa. Ojalá me equivoque y finalmente sirvan de algo. En estos momentos, como os he dicho, soy el peor de mis saboteadores. Y tengo que aprender a que si construyo es por algo… Que los esfuerzos de ahora son el campo en el que florecerán las rosas de la primavera…
Lo que sí puedo decir es que me siento orgulloso de mí mismo, a pesar de la montaña rusa emocional… Me estoy convirtiendo en mi propio héroe… Estoy atacando cosas muy dolorosas que en otros tiempos hubiera arrinconado para que no me afectaran… Y aún tengo que seguir caminando más… Reuniendo las fuerzas de donde no se tienen… Y atravesar una duna, y otra, y otra… Porque el desierto algún día se acabará…
Sin agua. Sin brújula. Perdido. Pero confío en que las estrellas, que siempre he tenido presentes, me llevaran a buen puerto… Al menos es un consuelo saber que si lloras en el desierto, nadie te ve… Y por muchas dunas que suba y muchos precipicios a los que trepe, tengo que aprender que no siempre se tiene porqué caer… Porque a veces, como decía Morfeo, cuando caes, vuelas…
Visto en The Sandman – Miedo a caer
Visto en Lakshani Suranga ~ When all else has fallen…..
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