Doughnut Song

septiembre 26th, 2006

– Quizás sea por eso que me cuesta tanto levantarme por las mañanas… Porque sé que la vida es dura… Y nunca llegas a acostumbrarte a vivirla… Mientras estoy a salvo en la cama, arropado y entreviendo la luz que intenta conquistar la habitación a través de la persiana, mi mente se desvela pensando que no es tan duro como lo pinto… Que en el fondo no hay nada que temer y que si le pones ilusión y empeño incluso puedes acabar el día con una sonrisa… Y por un instante lo pienso ciegamente y me atrevo confiado a poner el pie en el suelo y empezar a vestirme… Pero cuando abro los ojos compruebo que ya no hay suelo en la habitación y que los malentendidos del otro día lo han convertido en un fuego que la consume… O noto que los monstruos que me acechan de noche debajo del colchón esperan atraparme por los tobillos para llevarme a la sima más profunda… Cuando no es el suelo del que surgen millones de clavos de recuerdos oxidados, es una plaga de cucarachas que intentan colarse por mi oído y ofuscarme la conciencia…

Y entonces vuelvo a mi cama asustado… Y desearía no tener que abandonarla nunca… Y tiraría por la borda todo para continuar a flote unos minutos más antes que la tristeza me acabe ahogando…

Pero blandiendo mi esperanza me arrastro de la cama de nuevo e intento demostrarme que no lo soy… Que en el fondo es esta vida la que te hace sentirte así… Que aún hay buena gente en el mundo y que ese día puedo encontrar una más… Que los zarpazos son profundos y sangran… Que uno no se acerca a una llama cuando se acaba de quemar… Es un acto instintivo y heredado de los animales… Primero hay que tantear con la pezuña para ver si aún están calientes las brasas… Que cuesta reponerse de las heridas… Y es difícil dormir la noche siguiente… Y la otra… Por temor a que el dolor vuelva a aparecer… Pero que con armas como la ilusión y tiempo las llagas acaban sanando y las sonrisas vuelven a brotar, incluso con mayor hermosura…

A pesar de todo eso, hoy me hubiera quedado todo el día navegando por el mar de mi habitación sobre mi cama… Como el náufrago que me siento… Siendo el perfecto cero en el que me parece que me estoy convirtiendo… Sintiéndome como el agujero de un donut…


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    Un monstruo viene a verme
    (Patrick Ness)

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