La Japonaise

septiembre 26th, 2006

[La música del koto danza elegantemente entre las butacas dando la bienvenida a los asistentes de una función algo especial. Varillas de incienso dispuestas en el límite del escenario se esfuman lentamente y cientos de guirnaldas y farolillos cruzan el techo del patio de butacas de un lado a otro. La escala pentatónica se desliza caprichosamente a través de los oídos del público y acoge en un instante al protagonista, que sale al escenario mientras la melodía se diluye como el azúcar de un té…
El actor principal lleva un tazón entre sus manos y sin mediar palabra se sienta en un taburete situado en el centro del escenario y da comienzo a la representación…]

– Hola… ¿Queréis ramen? – dice mostrando el tazón a los asistentes – Allí al fondo una chica encantadora os dará un buen tazón… Es curioso esto de la comida oriental… Hace años nunca me hubiera imaginado que llegaría a gustarme tanto… Y que a través de ella se llegarían a dar tantas carambolas en mi vida…
Todo empezó hace cuatro años, cuando una amiga de Cádiz me contaba las excelencias de la comida china, con sus tallarines tres delicias, el pollo al limón o la ternera con bambú y setas chinas… Yo no era capaz de imaginarme esos platos… Mi mente sólo podría recrear los platos de arroz que comía Son Goku y que parecían tan apetecibles, pero hasta ahí llegaba todo… Recordad que soy de pueblo y no de grandes ciudades como vosotros, y aquí la invasión de restaurantes orientales no llegó hasta pasados un par de años… Los restaurantes italianos y las pizzerías les habían ganado la partida por entonces… Además, bastante trabajo me costaba comerme las espinacas que hacía mi madre como para emprenderla con algas que las recordaban… Aun así, gracias a ese primer contacto creció mi curiosidad por ese mundo y llegó mi acercamiento a lo oriental a través de un mejunje de hojas secas… El té…

Pero no me desviaré del tema, porque eso daría hasta para escribir una novela… :)[El protagonista coge los palillos que descansaban en el tazón y recoge los fideos sorbiendo con fuerza… Luego prosigue…]

– Poco a poco, los restaurantes orientales empezaron a llegar a mi ciudad…

Y no recuerdo exactamente como me dejaría engañar por mi hermano (que siempre ha sido más abierto para el exotismo en el tema culinario), pero un día acabé comiendo con él en un restaurante chino… La experiencia no me desagradó… Además tenía su gracia comer algo que no sabías identificar exactamente, pero que no estaba mal del todo… Y sobretodo era entretenido intentar hacerlo con dos palitos de madera que se caían cada dos por tres hasta llevarte a la desesperación y pedirle unos cubiertos a la chinita del kimono… Como cambian las cosas… Con el tiempo yo mismo llegaría a enseñar a amigos como cogerlos…

La verdadera revolución llegaría hace un par de años… Fue entonces cuando llegó el primer japonés a la ciudad de los frankfurts, lugar de peregrinación obligada… Al poco tiempo me decidí a ir con mi amigo ivanin a comprobar si era una experiencia tan alucinante como decía el rumor que se había extendido por la ciudad… Y no tardamos en darles la razón…
Reconozco que el tema del sushi al principio no me atraía demasiado… ¿Pescado crudo? Iuuuugh… Así que empecé comiendo makis y evitando comer esas hojas que sabían a colonia nenuco y que el camarero decía que era jengibre… Hasta que un día caí…



Desde aquel día me convertí en un perfecto adicto… Luego mi dominio sobre la materia empezó a ser casi incuestionable cuando llegó ella y me empezó contar todos sus conocimientos sobre la mejor forma de comerlos (no olvidéis girar el sushi noventa grados al introducirlo en la boca) y las variedades de estrafalarias máquinas para preparar el arroz y demás curiosidades. Si no fuera por ella, aún me limitaría a pedir arroz y poca cosa más, y es algo que mi estómago seguro que le agradecerá algún día… Incluso empezamos a establecer la tradición de comer en uno de esos restaurantes en cada uno de nuestros reencuentros… Hemos llegado a preocuparnos por probar los que se dice que son los mejores del país y de momento no nos podemos quejar…

Lo peor es que incluso hemos contagiado esta afición a muchos amigos… Y hemos llegado a enseñar a preparar makis a esas mismas víctimas…


¿No os parece enfermizo? Si incluso yo mismo me puse a los mandos de la cocina para preparar mis propios makis… Tengo que reconocer que con resultados poco satisfactorios en mi opinión, porque la experta es ella… Pero os puedo asegurar que daban el pego, ¿eh?


Tras todo este atracón de arroz, seguimos vivos y la mar de sanos…[El protagonista alza la mirada para encontrarse a la chica al otro lado de la sala sirviendo tazones de ramen y le guiña un ojo…]

En fin… Supongo que todos habréis puesto un pie ya en algún restaurante oriental… Yo os propongo un nuevo reto… Llevad a vuestros padres… Imaginaos las caras que pondrán y los malabarismos que llegarán a hacer con los palillos… ¬¬
Personalmente, nuestro próximo reto a medio plazo será ir a Japón… Mi hermano ha estado este verano y nos ha puesto los dientes demasiado largos… Con un poco de suerte, dentro de un tiempo tendréis noticias nuestras desde tierras niponas… Sayonaras varias a todos, babies… :)

[El protagonista da un sorbo al tazón y se baja del escenario para ayudar a su cocinera favorita a servir ramen… La melodía del koto vuelve a aflorar y se pierde tras las puertas del teatrillo que encara la llegada de un nuevo otoño…]


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    Un monstruo viene a verme
    (Patrick Ness)

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